El Orfanato de Juan Antonio Bayona nos presenta la historia de Simón (Roger Príncep), un inquieto niño que vive con sus padres en una casona donde funcionaba antiguamente un orfanato donde al parecer suceden cosas no tan infantiles. Ante su desaparición, sus atribulados padres Carlos (Fernando Cayo) y Laura (Belén Rueda) esta última huérfana del mentado orfanato empiezan una desesperada búsqueda que los llevará a descubrir un macabro secreto que se esconde tras las paredes del orfanato. Esta premisa se desarrolla efectivamente dándonos a lo largo de la cinta varios momentos de tensión y sobresaltos (¿sí o no Angelita?) pero curiosamente también funciona como un sólido drama en el que vivimos la angustia por encontrar a Simón sobre todo por parte de su madre (una excelente actuación de la Rueda, quien se dio a conocer en Mar adentro de Alejandro Amenábar)
Por su parte, en REC compartimos la experiencia de un equipo de TV liderados por la reportera Ángela Vidal (una muy correcta Manuela Velasco) que decide hacer un informe sobre cómo es la vida de los bomberos en una noche. Una emergencia los conducirá a un edificio de departamentos en pleno corazón de Barcelona donde una anciana al parecer ha tenido un accidente pero lo que no saben es que lo que vivirán será una incursión a un horror desconocido hasta entonces pero del cual no podrán escapar y que veremos documentado en la filmación de la otra gran protagonista de la película: la cámara. Este nuevo tipo de cine que tiene su precursora en la fabulosa El proyecto de la bruja de Blair (¡la tenemos pendiente también eh!) da nuevos buenos resultados en un film trepidante, entretenido, si bien no perfecto pero redondo en su reducido metraje que parece eterno por momentos. Bien por los directores especialmente el reconocido Jaume Balagueró que tiene en su haber logradas cintas de terror y suspenso como Los sin nombre, Frágiles y la estupenda La séptima víctima que estelarizara Anna Paquin.
La última reunión tuvo por tema los vampiros…. aquellos seres entre terroríficos y fascinantes a la vez que desde su aparición en el cine en aquél clásico llamado Nosferatu (1922) de F.W. Murnau ha sido un referente constante y permanente en el cine de terror. Justamente el documental canadiense que vimos (gracias Kelvin) permitió hacer una concienzuda y completa revisión sobre estos personajes, esto sirvió de marco para que espectáramos luego aquella obra maestra llamada Entrevista con el Vampiro (1994) de Neil Jordan.
Creo que lo que más gusta de esta película (y todos en la post charla coincidimos) es que lo que hace la película es invitarnos a conocer el –supuesto- mundo interior de aquellos misteriosos seres. Así pues a través de la historia de Louis (Brad Pitt) un joven viudo y desilusionado del siglo XVIII que no tiene razón para transformado en un vampiro por el fascinante pero malévolo vampiro Lestat (un Tom Cruise extraordinario) que le ofrece la inmortalidad y una vida llena de plenitudes es que vemos sus conflictos, sus crisis, sus cuestionamientos, sus tristezas y sus tragedias en un relato hipnótico, lleno de personajes antológicos e inolvidables: Armand (Antonio Banderas) el antiguo y solitario vampiro, Santiago (Stephen Rea) el simpático pero siniestro bufón, Daniel Malloy (Christian Slater) el inquisidor y curios periodista que nos sirve de hilo conductor y desde luego Claudia la niña vampiro, la mujer atrapada en el cuerpo de aquella pequeña que resulta uno de los principales personajes y una de las grandes atracciones quien en la piel de la entonces debutante Kirsten Dunst cobra vida en una actuación formidable, a la altura de los monstruos que la acompañan y que hacía desde ya vislumbrar el enorme talento que nos ha venido demostrando con el transcurso de los años.
