“El espacio, la frontera final. Éstos son los viajes de la nave espacial Enterprise. Su continua misión: explorar extraños nuevos mundos, buscar nuevas formas de vida y nuevas civilizaciones, viajando temerariamente a donde nadie ha llegado antes.”
Se trataba del solemne epílogo de “Star Trek: La Nueva Generación” que es narrado por Patrick Steward, el actor que interpreta al carismático capitán Jean-Luc Picard, y que es acompañado por una pegajosa y rimbombante melodía que todavía resuena en mi mente.
Tengo que admitir que la serie me gustó mucho desde el comienzo, contaba con temas alucinantes como viajes en el tiempo, dimensiones paralelas y otros fenómenos de interés científico que eran contrastados por los acontecimientos de la vida cotidiana de la tripulación.
Aún con toda esta nostalgia no me considero un gran fan de todas las sagas, pero puedo afirmar que esperaba con gran expectativa la nueva entrega cinematográfica “Star Trek: El futuro comienza” que iba a ser dirigida por Jeffrey Jacob Abrams, creador de series para la televisión como “Lost” o “Fringe” en colaboración con guionistas como Roberto Orci y Alex Kurtzman.
La idea de J.J. Abrams era dejar de lado el discurso filosófico y hacer una aventura espacial al estilo James Bond. Y en cierto modo lo logra. El film es una sucesión de hechos extraordinarios que tratan de mantener el interés del espectador a través de continuos giros argumentales que resultan en grandes escenas cargadas de adrenalina a manera de plots a lo largo de toda la película.
Esta nueva precuela narra la formación de la primea tripulación del U.S.S. Enterprise, centrándoese en el desarrollo de los personajes de James T. Kirk (Chris Pine) y Spock (Zachary Quinto), dos cadetes de personalidades opuestas que deciden enlistarse en la flota espacial. Ambos terminan a bordo del viaje inagural de la famosa nave comandada por el capitán Christopher Pike (Bruce Greenwood). Sin embargo son atacados por Nero (Eric Bana), un villano que ha venido del futuro para vengarse de Spock.
Si bien el relato en general tiene un ritmo fluido, el nuevo planteamiento de los personajes protagonistas es no tan acertado en algunos casos. Por ejemplo, Kirk carece del atractivo y la experiencia que lo acrediten como lider, siendo el mito de héroe que desarrolla comparable una versión antipática de Han Solo contemporáneo. Paralelamente se puede decir que Spock es más coherente en un enfoque más humano de sí mismo incluso si termina parametrado a una ingenua versión adolescente de Leonard Nimoy, quien a propósito tiene una breve pero trasncendental aparación (símbolo de cederle la posta a la siguiente generación de actores).
La banda sonora (Michael Giacchino) es un acierto y toma con ingenio retazos del tema principal de la primera temporada de la serie televisiva. El transfondo final de este nuevo cuento espacial hace entrever que el destino no puede cambiarse ni siquiera alterando la linea de espacio-tiempo y que a su manera la legendaria tripulación del U.S.S. Enterprise siempre seguirá explorando nuevos desconocidos mundos y conquistando los corazones de sus fieles seguidores. Paz y Prosperidad.
Diego Baca
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