lunes, 8 de junio de 2009

Frankenweenie

Una de las tantas definiciones de "cine de autor", hace referencia a la producción de una serie de obras cinematográficas con ciertas características que son facilmente asociables a un director en particular. En tal caso se puede decir que, Tim Burton mantiene una narrativa, estética visual y tipología de personajes que resultan familiares a lo largo de casi toda su filmografía [Beetlejuice (1988), Batman (1989), Edward Scissorhands (1990), Batman Returns (1992), Ed Wood (1994), Big Fish (2003), Sweeny Todd (2007) ...] .

Durante la primera sesión, pudimos apreciar uno de los primeros cortometrajes de este director, Frankenweenie (1984) que nos cuenta la historia de un niño llamado Victor Frankenstein (Barret Oliver) quien vive junto a sus padres Susan Frankenstein (Shelley Duvall), Ben Frankenstein (Daniel Stern) y su querido perro Sparky.

El status quo inicial se basa en la típica familia conservadora de los suburbios que vive feliz en un ambiente de aparente normalidad. Un día el perro es atropellado por un auto y muere. Este hecho marca a Victor, quien busca por medio de libros de ciencia ficción la manera de revivir a su mascota.

El cortometraje está filmado en blanco y negro. En cierto modo, hace recordar a "La Dimensión Desconocida", famosa serie de finales de los años 50 que aprovecha temas como la ciencia ficción y el horror basado en la histeria colectiva que no acepta lo extraño. Burton hilariza al perro monstruo que ha regresado de la muerte, pues es inofensivo, sin embargo es visto como una amenaza del tamaño de cancerbero por todos los vecinos.

La imagen del científico loco envuelto en dilemas existenciales es reemplazada por la del pequeño Victor (Barret Oliver es el actor que interpreta al entrañable Sebastian de "La historia sin fín"), quien le brinda al relato el toque de cándida fantasía infantil de quien simplemente añora a su mascota muerta.
Burton tiene predilección por los freaks, personajes rechazados por la sociedad intolerante (los vecinos en este caso). El final del corto muestra una reconciliación, un happy end, como en un cuento para niños.

Diego Baca

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